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lunes, 5 de febrero de 2018

EL OBISPO SEÑORITO

Ya he comentado en alguna ocasión que el obispo de Cádiz es un sectario de mucho cuidado. Conservador a ultranza, es amigo del lujo, de la buena vida y de los viajes, amén de contratar a numerosos curas afines como asesores. Otros curas, cansados de su despotismo han escrito la siguiente misiva al Papa Francisco:

Carta al Papa sobre el “Obispo señorito”
En las misivas con destino al Vaticano se censuran las actuaciones y forma de vivir del obispo así como su forma de proceder con la gente además de su gestión pastoral y económica. Se le define como un “obispo señorito” con inclinaciones hacia el “comer y beber bien”. Para ello ponen como ejemplo cuando en una comida pidió una botella de vino de casi 200 euros de coste, como a sus reuniones asiste “gente influyente” bien en sus casas o en reservados y su predilección por restaurantes afamados y caros como ‘El Faro’.
Coches oficiales y de “camuflaje”
Cuenta esta publicación digital que cuenta con coche oficial con chófer más otros automóviles de “camuflaje”. Su afición a viajar y hacer giras también es relevante: Fátima, Lourdes, Santiago, Roma o Jerusalén. Esta afición al viaje lo demostró con su reciente visita a la gran Feria del Turismo, Fitur en Madrid, de donde partió por segunda vez en tres meses, a Tierra Santa.Tiene vertientes de obispo poco humano como lo demuestran las críticas en el sentido de que “Desprecia a los sacerdotes mayores, que han entregado toda su vida al servicio de la Iglesia, a los que no visita ni provee en sus necesidades”. No suele acudir a los funerales de muchos curas, “por estar de viaje con jóvenes de un lado a otro de la geografía española y europea”, y las pocas veces que preside “no tiene palabras cercanas, de cariño y reconocimiento de la labor del fallecido”. Tampoco evita críticas a los curas de Cádiz en público de los que habría dicho que “son poco espirituales, carentes de formación y de baja talla humana”.

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