Con Antonio Fraguas en la cabeza, y Forges en el corazón, este Ojo contempla revitalizado esta rebelión de pensionistas que se han echado a la calle para gritar varias cosas. La primera de todas ellas, si se permite una apuesta, es demostrarse a sí mismos, cara a cara con el espejo, que quizá estén achacosos, medio diabéticos, con la tensión por las azoteas, el bastón a mano, la vista nublada y el oído endurecido, pero dignamente vivos. Y ya puestos, con ganas de bronca, le dicen a la piadosa Báñez, a la iletrada Villalobos y al dontancredo Rajoy. Miente el PP a boca llena, porque cualquiera que sepa sumar sabe que las pensiones han perdido más del 1,5% al año de poder adquisitivo, sin contar el copago que torticeramente se oculta, que han saqueado la hucha de las pensiones y que son incapaces de lograr los ingresos necesarios para sanear las cuentas de la Seguridad Social. Pero con todo, lo peor es el miedo que estas malas gentes quieren inocular en hombres y mujeres que malviven con sus magras pensiones, el sistema se cae, el sistema se cae, se van ustedes a quedar sin nada, una vida tirada a la alcantarilla. ¿Por qué? Porque así se fomentan los planes privados, la madre del cordero de esta derecha tan liberal. Los pensionistas rugen. ¿Y el resto, qué hace?
No hay comentarios:
Publicar un comentario