Las tropas republicanas, muchas de ellas inexpertas, se rindieron o huyeron en retirada lo que, unido al número de bajas (entre 10 y 15.000), supuso que 21 batallones dejaran de estar operativos.
La Batalla del Alfambra resultó tan fulgurante que apenas se ha hecho hueco en los libros de historia. La actuación del Ejército Popular de la República fue tan sonrojante que a su finalización se abrió un proceso para depurar responsabilidades.
Así pues, la ciudad de Teruel, que había caído en manos republicanas el 7 de enero de 1938, volvía a ser presa del ejército sublevado un mes después.
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