No sé si hemos reparado lo suficiente en los puñetazos que propinamos cada mañana a un ciudadano medio o a una ciudadana media al repasar la actualidad. Es una agresión en toda regla. Hoy, por ejemplo, le hemos lanzado tres directos al hígado después de los cuales es un milagro que no se emboce entre las sábanas y se niegue a salir de casa. Le hemos contado, por ejemplo, que Francisco Correa, golfo de tomo y lomo pero que hasta el momento no ha negado ninguna de sus golferías, señala a Rajoy como el hombre que autorizaba dichas fechorías. Es decir, acusa de ser la X de la corrupción del PP en la financiación ilegal de las campañas electorales nada menos que al presidente del Gobierno.
Muy poquito después, casi sin respirar, hemos informado que el Parlamento ha empezado su periodo de sesiones, pero como si no hubiera empezado, porque sin presupuestos y con todas las iniciativas de la oposición bloqueadas por el tándem PP-Ciudadanos, que son amigos y enemigos a la vez, la actividad legislativa del Congreso está más parada que los leones de la puerta. Y como remate, al informar sobre el desplome de las bolsas del mundo, hemos explicado con absoluta naturalidad que una de las razones que dan los expertos es que la economía americana va muy bien. Va tan bien que los robots que diseñan los algoritmos se han lanzado como locos a recoger beneficios. Y todo se ha venido abajo.
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