1809, acabó el 2º Sitio de Zaragoza, al capitular la ciudad ante los franceses, cuyo cuartel general se encontraba en El Molino de Casablanca al mando del mariscal Lannes. El segundo sitio comenzó el 21 de diciembre de 1808 y enfrentó a 35.000 soldados de infantería y 2000 de caballería franceses frente a los 30.000 soldados establecidos en la ciudad y numerosos voluntarios zaragozanos de ambos sexos cuya colaboración fue de gran importancia durante el desarrollo del mismo. Aunque la ciudad se había fortificado de nuevo tras el primer sitio y contar con 160 cañones, las tropas francesas fueron poco a poco apoderándose de los principales enclaves (Casablanca, La Paz, el Arrabal, Torrero, el camino de Zuera, la voladura del Puente de América...), al negarse Palafox a una rendición pronunciando la frase: "!Después de muerto, hablaremos!". Se combatió con ardor en San José, Santa Engracia y los alrededores de la Aljafería. Mientras, los franceses construían también puentes sobre el Ebro y el Huerva, dejando a la ciudad totalmente aislada.
En enero, los franceses instalaron sus baterías en estos puestos de las afueras. Hoy en día, el barrio zaragozano de la Bombarda lleva tal nombre en recuerdo a una pieza de artillería que se ubicó en la zona. Los bombardeos fueron constantes y la lucha llegó a ser a bayoneta calada, casa por casa. Jean Lannes llegó a escribir al emperador Napoleón que no había visto nada igual, que la victoria le daba pena por matar a tantos valientes. La destrucción todavía queda patente en algunas edificaciones zaragozanas : Puerta del Carmen, el Pilar, palacios...Los saqueos se sucedían y, a pesar de la resistencia de los pocos defensores que iban quedando, la lucha quedó mermada al producirse una epidemia de tifus que afectó al mismo Palafox que tuvo que ser sustituido por Saint-Marq. Éste, en connivencia con la Junta de Defensa y, pese a la oposición de Palafox, rindió la ciudad el 21 de febrero de 1809.
Zaragoza, que antes de los Sitios tenía unos 55.000 habitantes, quedó reducida a 12.000 y prácticamente, destruida.
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