VIAJE A VEJER

Llegamos a Vejer antes de lo esperado, pues MJ salió un poco antes del trabajo y Juanmi ya se encontrba aquí, por lo que, sobre las 12:15 ya estábamos allí. Los dejé en la puerta del hotel y yo fui a buscar aparcamiento, algo difícil en la localidad, pues los sitios para dejar el coche estaban a mucha distancia para después subir hasta la plaza de España ("Pescaítos"), por lo que opté por dejarlo en un parquin subterráneo cerca del hotel. Como era temprano, nos tomamos un par de cervezas por los bares de la Plaza y luego subimos hacia el Arco de la Segur. Entramos en "La Bodeguita"y, tras la barra estaba "Tote", un exalumno  hermano de otro alumno mayor. Estuvimos charlando un rato largo y, cuando llegó la hora de irnos hacia el hotel para esperar a  Antonia, Neni y Melqui, volvimos sobre nuestros pasos y entramos en el bar "Peneque". La muchacha que estaba tras la barra, también había estado en el colegio donde yo trabajé y encontré algún conocido de aquellos tiempos. Llegaron los amigos y tras tomarnos unas cervezas, fuimos a comer al restaurante del hotel, cuya especialidad es la marroquí. Tomamos ensalada con hummus, crema de berenjena, falafel y otras hortalizas con comino, pinchitos, pastela y cuscús, para terminar con unos dulces típicos. Luego fuimos a descansar a nuestras respectivas habitaciones, también decoradas al estilo norteafricano -el hotel de llama "El Jardín del Califa"- y, sobre las 7:30, ya estábamos rulando por las empinadas calles vejeriegas. Vimos el Arco de las Cobijadas -mujeres ataviadas de negro riguroso hasta abajo con un cubrecabezas  en los que solo se les ve una parte de la cara- y nos tomamos la primera cerveza en "El Central". De allí, pasando por La Plazuela, entramos en un bar que ya conocíamos para degustar un magnífico montadito de ventresca de atún. Luego subimos hacia "La Ventana" y el "Varo", cercanos a la iglesia y terminamos en "La Bodeguita" escuchando a un bluesman procedente de USA que lo hacía bastante bien. Bajamos hacia el hotel para tomarnos la última, pero ya estaba todo cerrado, así que cada mochuelo a su olivo.