El día 23 de septiembre, el Comité europeo para la No Intervención aprueba la retirada de las tropas extranjeras que luchan en España. Unos días más tarde, las tropas republicanas, en su mayoría de infantería, aguantan, a pesar de las numerosas bajas, una nueva ofensiva artillera, de la aviación y de la acción de los carros de combate.
El 29 de septiembre, Inglaterra y Francia se retiran del asunto de los Sudetes dejando sola a Checoslovaquia. Esta decisión es interpretada por la República como el fin del apoyo de las democracias europeas y, sin embargo, los franquistas respiran aliviados cuando el tema se resuelve en la Conferencia de Munich, en la que Francia, Inglaterra, Italia y Alemania, fallan a favor de Alemania, con el consiguiente malestar de Checoslovaquia que será inmediatamente invadida por los teutones.
El día 30, se paraliza la guerra en el frente del Ebro debido a las intensas lluvias, sin embargo, se reactiva la acción en la zona de Bélmez, en Córdoba.
Los sucesos de octubre los relataré en otra entrada.
(En la imagen, batallón extanjero -inglés, posiblemente- formado para retirarse de la batalla del Ebro. No todos los brigadistas abandonaron el campo de batalla sabedores de cómo iban a ser recibidos en sus países y decidieron seguir hasta el final: alemanes, italianos, checos, húngaros y yugoslavos, en un número aproximado a 6.000 permanecieron en las filas republicanas).
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