Lanuza poco antes de ser decapitado
La situación se fue agravando y los fueristas y perecistas lograron liberar a Antonio el cual huyó el día 10 de noviembre y, más tarde pasó a Francia, estas circunstancias obligaron a Felipe II (I de Aragón) a intervenir con sus tropas al mando de don Alonso de Vargas y el día 12 de noviembre, ocupaban Zaragoza sin resistencia.
Lanuza intentó, sin éxito, formar un ejército fuerista y en vista de su fracaso, se refugió en Épila, villa de Luis Ximénez de Urrea, conde de Aranda y uno de los principales líderes antifelipistas. Confiado Lanuza en que todo había vuelto a la calma, volvió a Zaragoza, pero el rey no tuvo compasión alguna de los rebeldes, incluido Lanuza. Fue detenido por traidor -aunque él mismo dijo, ya en el cadalso: "Traidor no, mal aconsejado"- y ejecutado en la plaza del Mercado el 20 de diciembre de 1591. Así pues, su cargo como Justicia, apenas duró tres meses.
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