Hoy no es un día agradable. Nada más levantarme, he abierto el correo y he visto que el banco me avisaba de que el día 5 de noviembre tengo que abonar el segundo plazo del pago a Hacienda. Esto ya me ha puesto de mal humor. Para colmo, ha estado toda la noche lloviendo y con un viento infernal. Ahora sigue el temporal, aún más potente, si cabe. No se ve Cádiz, el mar está marrón y con oleaje y el viento está virulento, vamos para quedarse en casa. MJ ha tenido que ir al trabajo. Estos días son los peores en los centros docentes pues, al no poder salir al patio en la media hora de recreo, los pasillos y las zonas comunes próximas a las clases son un hervidero de adolescentes a ver quién grita más fuerte. La vigilancia en esa media hora es exhaustiva, cualquier roce puede producir un altercado y hay que estar muy atentos para evitar peleas y broncas por cualquier tontería. Además, el chavalerío está exaltado por el jalogüín de mañana y el nerviosismo se hace notar más de la cuenta. Lo digo por experiencia, claro. No me gustaría estar hoy allí. No pensaba salir de casa, pero nos hemos quedado sin provisiones y tengo que acercarme al super grande más próximo -han cerrado el que había en el barrio y una sucursal del DIA que hay, está para un desavío y poco más-. Para colmo, hoy será un día de trasiego. Alberto y su amigo y compañero de equipo se van mañana a Los Angeles, pues el 2 se presenta la Liga de Overwach en la que participan con los Fussion de Philadelphia y hay que preparar todo el equipaje. A MJ le queda un día peor que a mí, seguro. Le haré una buena comida para que, por lo menos, mitigue los esfuerzos que tendrá que realizar.
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