Durante el gobierno de Kane, la isla prosperó económicamente y Mahón se convirtió en su puerto más activo, desplazando a Ciudadela como ciudad más importante. La presencia británica se puede todavía observar en la isla en los aspectos arquitectónicos, antroponímicos y modos de vida de sus gentes.
Durante la "Guerra de los 6 años", Francia se apoderó de Menorca y, aunque solo la ocupó hasta 1763, también dejó su impronta -ciudad de San Luis...-. En efecto, tal día como hoy de 1763, por el Tratado de París, Menorca era devuelta a los ingleses que permanecerían en ella hasta 1782, año en que fueron derrotados por tropas franco-españolas. Sin embargo, en 1798, en el transcurso de las "guerras napoleónicas", los ingleses invadieron de nuevo la isla y, en 1802, por el Tratado de Amiens, pasó definitivamente a España.
Además del legado defensivo y civil, también dejaron huella de su gastronomía (gin, pudding, pie...), sus juegos de canicas, el clásico juego del pilla-pilla, cuyo nombre derivó de las palabras inglesas fight him y un vocabulario plagado de anglicismos como ‘bótil’ (bottle – botella); ‘grevy’ (gravy – salsa); ‘escrú’ (screw – destornillador); ‘xubec’ (to bed – siesta); ‘fingles’ (fingers – dedos); o ‘moguin’ (mahoganny – caoba).
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