"Sería imposible para nosotros hacer nuestro trabajo si no estuviéramos armados", le decía a la BBC el coronel Richie Johnson, de la oficina del sheriff de West Baton Rouge, Luisiana (Estados Unidos).
"El público también espera que estemos armados (...). Si acudes en respuesta a una llamada, te preguntan '¿Dónde está tu metralleta?'", aseguraba.
Pero no en todos los países del mundo los ciudadanos esperan ver llegar a la policía armada hasta los dientes.
En Reino Unido, Irlanda, Islandia, Noruega y Nueva Zelanda, además de un puñado de naciones isleñas del Pacífico, los oficiales suelen patrullar desarmados.
Solo algunos cuerpos especiales tienen permitido portar pistolas o similares, y únicamente en situaciones determinadas.
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