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domingo, 15 de septiembre de 2019

CANADÁ EN LA 2ª GUERRA MUNDIAL (5)


La 1ª División canadiense desembarcó cerca de Reggio Di Calabria el 3 de septiembre de 1943 no encontrando prácticamente oposición alguna, pues tanto italianos como alemanes, se había retirado a las montañas. El avance, sin embargo, fue lento debido a que habían volado los puentes antes de huir. 

Una vez superados estos obstáculos, los canadienses fueron avanzando por la costa hacia el Golfo de Tarento con la intención de unirse por el norte con el Quinto Ejército norteamericano, que estaba siendo contenido en Salerno por los alemanes. Se decidió formar una fuerza especial canadiense, la Boforce, con objeto de presionar por el norte  a los alemanes que impedían el avance aliado. 
                                          
                                 

Pero la situación mejoró y los alemanes fueron retirándose, lo que aprovecharon los canadienses, que habían sufrido las consecuencias de los terrenos abruptos y minados y sin recursos para rehabilitar los puentes demolidos, para tomar Potenza tras ser bombardeada y destruidos los objetivos militares, además de causar graves daños a la catedral y al Museo Arqueológico. La Boforce, una vez tomada la ciudad persiguieron a los alemanes sin grandes dificultades. El 21 de septiembre, el Quinto ejército de EEUU y el Octavo Ejército inglés formaron una primera línea ininterrumpida que alcanzaba de Salerno en el oeste a Bari en el este.

En octubre, tropas canadienses acosaron al enemigo a través de un área que se amplió desde el norte de Potenza a los ríos Fortore y Biferno, cerca del Mar Adriático. Campobasso cayó el 14 de octubre.

Hasta entonces el avance del ejército canadiense había sido sin problemas; desde septiembre la estrategia alemana fue la de intentar demorar ese avance tanto como les fuera posible. Sus comandantes recibieron órdenes para retirarse hasta  posiciones sólidas para proteger y defender Roma a toda costa.
                             

La orden de Adolf Hitler fue replegar las fuerzas alemanas unos pocos kilómetros al norte de la línea Gustav. Si las fuerzas atacantes pasaban los campos de minas y alambre de púas, se encontrarían con emplazamientos fortificados, nidos de ametralladora y fuego cruzado de tanques, artillería y morteros. Esta decisión paralizó a los aliados hasta la primavera de 1944.

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