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domingo, 8 de septiembre de 2019

MANTEROS

Manteros en la mediana de la calle del Paseo Marítimo, a la altura de Vigalpe

En Valdelagrana, la venta de productos de todo tipo prolifera en verano. El Ayuntamiento prepara una especie de casetas para que los autorizados puedan exhibir y vender sus productos artesanales; sin embargo, el coto a la prohibición a la venta no autorizada programada por las autoridades locales no ha funcionado; la intermitente presencia policial no ha disminuido una actividad que ha crecido considerablemente. A estos hay que añadir los "estáticos"; es decir, los "manteros" de quita y pon, perfectamente organizados para esquivar a los locales. No debemos olvidarnos de los  ambulantes, más o menos insistentes, los que van de bar en bar, de terraza en terraza..., normalmente son los que acaban de llegar y su mercancía suele ser pulseras, collares, pequeños objetos..., cuando llevan un tiempo, pasan a la categoría de manteros. Pero no todos son inmigrantes subsaharianos, también hay quien se desplaza de localidades como Jerez, Sevilla y otros poblaciones para vender en la playa con sus carrillos productos como bolsas de patatas, refrescos, cervezas, helados..., otros venden macetas de hierbabuena o albahaca...e, incluso, mostachones de Utrera, a veces de puerta en puerta. También están los más avispados que intentan colarte artículos de joyería, relojes y gafas de sol de "marca" que llevan escondidos en un bolso y tienen la habilidad de engañar al personal más incauto. La asociación de comerciantes de la zona está más que cabreada con esta "permisividad", pues por mucho que traten el asunto con el concejal de turno, no ven los resultados prometidos.
Muchos de los subsaharianos, llegados en pateras, están controlados por mafias que les obligan a realizar este tipo de trabajos para saldar la deuda del viaje o con amenazas de perjudicar a su familia en su país de origen. Los que vienen aquí viven casi todos en Puerto Real, desde que el exalcalde José Antonio Barroso los acogió en el pueblo y les facilitó viviendas para cobijarlos. Hay una señora,una especie de matriarca, que aquí vende bolsos y que conozco desde años, que es la que guisa para un gran número de personas y en los pisos, viven un tanto hacinados y en condiciones que no querríamos para nosotros.

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