Las elecciones franquistas constituían un complejo mecanismo para designar a los representantes sindicales, concejales, diputados provinciales, procuradores y consejeros del Movimiento en sus distintos ámbitos -local, provincial y nacional-. Una serie de circunstancias desvirtuaban el sufragio, como la carencia de libertades y de partidos o sindicatos alternativos, además del control ideológico, la reducción de las bases electorales, la intervención de las autoridades y las jerarquías del régimen en el proceso, así como el carácter abrumador de la propaganda oficial.
Ese mismo año de 1945, se elaboró un censo de electores cabezas de familia en el que se especificaba su estado civil (solteros, casados y viudos). Estaréis pensando en que los electores serían todos de mediana y avanzada edad y, claro, lleváis razón. Los jóvenes y la gran mayoría de las mujeres no podían ejercer el voto que, por otra parte, estaba totalmente controlado y la participación era masiva debido a la presión que sufrían los vecinos por parte de las autoridades y de, incluso, la iglesia católica.
En Bardallur, el censo estaba formado por 207 electores, de los que 170 eran hombres y solo 37 mujeres, todas viudas menos 1 soltera. En cuanto a la edad, solo 40 electores era menor de 40 años (6 menores de 30).
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