Al contrario que en otras ocasiones, en las que se atribuyen frases a alguien que no las ha pronunciado, esta sí es de D. Ramón del Valle Inclán, en concreto, aparece en su obra teatral "Luces de bohemia" (1920), en el diálogo que dos sepultureros mantienen antes de enterrar a un finado y, al que se le consideraba un hombre de mérito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario