BLOG DIVULGATIVO

miércoles, 30 de octubre de 2013

FALSARIUS CHEF


Pese a lo que dice alguna leyenda urbana es falso que yo sólo me alimente de latas, sin tomar nunca productos frescos. Es más, lo verde me encanta. De hecho, de pequeño, mientras otros querían ser torero, notario o astronauta, yo quería ser lechuga. No es que me pareciera especialmente apasionante, pero en la picarona astucia de mis pocos años ya me había dado cuenta de que las mujeres se pirraban por la lechuga. Ibas a una comida y mientras los hombres se lanzaban como locos a pedir chuletones, pescados o potajes varios, las señoras, que ya por aquel entonces me gustaban bastante, siempre pedían una ensalada. La conclusión estaba clara, para gustarle a las mujeres lo mejor era ser lechuga. Más tarde, claro, descubrí que las lechugas, por sí mismas, no tienen ningún atractivo sexual (vamos, sexual ni de ningún otro tipo) lo que tienen es que adelgazan. Pero de hecho esa simpatía por lo verde siempre ha seguido ahí. Curiosamente una de las recetas más populares de mi blog son unas judías verdes a la traicionera, que no llevan latas, ni congelados, ni nada parecido. Sólo verduras, y eso sí, un poco de jamón rico de esos cerditos campestres, que por su rural crianza son casi como florecillas del campo. Hoy vuelvo a las judías verdes, con esta receta de nuestra Operación Tipazo que espero que os guste tanto como a mí. No conseguí ser un niño lechuga, pero voy por bastante buen camino para acabar siendo un viejo verde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades por este texto, no sabía que escribieras tan bien. Tampoco sabía yo que tus lechuguinas aficiones tuvieran ese trasfondo lujurioso. Muy bueno el final.
Te leo tarde porque también nosotros aprovechamos el puente, estuvimos en Palma, me gustó mucho toda la parte antigua, ahora tendremos que volver a conocer la isla.
CMarin