Estos últimos días, Zaragoza se ha situado en el foco de la información de sucesos, a partir de ese revolucionario “invento”, la prueba P300, una supuesta panacea moderna que sus defensores destacan como una herramienta útil en la investigación criminal por su enorme fiabilidad y exquisito respeto a los derechos del imputado o reo que se someta a la misma. Discrepo respetuosamente de esta opinión triunfalista y no debidamente fundada.
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La prueba del algodón
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