MJ tiene hoy comida de directores de IES para despedir a un inspector que se jubila y, por tanto, y dado que Juanmi está de boda -se casa su hija-, comeré solo. Por la nevera hay varios restillos de días atrás y uno de ellos es higaditos de pollo encebollados, uno de mis platos preferidos y fáciles de hacer. Primero, poché una cebolla en aros y un par de dientes de ajo con una hoja de laurel. Cuando se puso transparente, tirando a oscura, incorporé los higaditos y los salteé a fuego fuerte hasta que perdieron el color rojizo y desapareció la sangre, los dejé dorar un poco y añadí un chorreón de vino fino; cuando perdió el alcohol, agregué agua y un poco de pastilla de caldo, sal, pimienta negra en grano, un poco de nuez moscada, un poco de canela y guindilla molida. Dejé que se hicieran un rato y, cuando consideré que la salsa estaba en su punto, apagué el fuego, incorporé un poco de perejil
y los serví con puré de patata. Una delicia.
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