La Place de la Bastille es una de las más importantes de París, símbolo para la Revolución Francesa y un punto turístico por excelencia. La Plaza de la Bastilla está localizada en el emplazamiento de la antigua fortaleza destruida en dos años, más específicamente entre el 14 de julio de 1789 y el 14 de julio de 1790.
Donde hoy se encuentra la plaza, en el siglo XIV, se levantaba una puerta llamada de Bastille Saint Antoine. Richelieu la transformó en prisión y fue asaltada en la revolución de 1789, dando lugar a la misma, siendo desde entonces lugar simbólico de manifestaciones y convocatorias, políticas izquierdistas. En 1790 se colocó una tienda de campaña en medio de la plaza con un cartel que avisaba de que allí se bailaba, convirtiéndose desde ese momento en una tradición que se mantiene todos los 14 juillet, día de la fiesta nacional francesa. En 1792 se llamó plaza de la Libertad y en 1793, se construyó una fuente. En el 94 se instaló la guillotina y pasó a llamarse plaza Antoine. Allí se ejecutaron a 73 personas. En 1808, con Napoleón en el poder, se quiso instalar un elefante gigante, pero solo se hizo la maqueta y, definitivamente, en 1833 se erigió la Columna de julio, en la que están inscritos los nombres de las 615 víctimas de la revolución de 1830 y una estatua dorada de Auguste Dumont llamada Génie de la Liberté (1835).
En las proximidades se encuentra el barrio de Le Marais, zona de judíos y gente pija, la plaza de los Vosgos, con sus galerías de arte y sus cafés, la Ópera de la Bastille. el puerto del Arsenal, la estación de metro, donde se ven vestigios de la antigua prisión, el pavimento que señala el perímetro de la fortaleza y numerosos bares, restaurantes, pubs y discotecas.
Os recomiendo el restaurant Chez Janou por excelente relación calidad precio. Está situado en una esquina entre la rue Roger Verlomme y la rue des Tournelles y el Bofinger, en la rue de la Bastille,un poco más caro, pero merece la pena. Probad la sopa de cebolla. Un consejo, no pidáis agua, la ponen gratis y si pedís vino, el de la casa (de la maison), es mucho más barato, con los otros se suben a la parra, nunca mejor dicho.
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