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lunes, 9 de septiembre de 2019

UN PEQUEÑO PERIODO DEL C.F. ÉPILA


Ayer, viendo una foto en la que aparecía Raúl Giménez, marido de mi sobrina Pilar y presidente del club de fútbol Épila, junto a otras personas, antes de jugarse el partido contra el Atlético Calatayud, de regional preferente, me vino a la memoria -recientemente refrescada por B.S.- del periodo futbolístico del Épila tras la finalización de la guerra civil. 

Durante la contienda, las porterías del campo de fútbol existente, como ya os comenté en otra entrada,  fueron serradas a ras de suelo por la tropa militar franquista de reserva que había en el lugar para calentar el rancho. En la parte noreste del  campo se había rebajado el suelo para coger la tierra y hacer adobes (adobas, decimos por aquí). Todos estos desperfectos había  que arreglarlos para poder seguir ejerciendo la práctica del fútbol y las tareas recayeron en Francisco Remiro Martínez, que se encargó del relleno y en Adolfo Morala, que hizo las porterías de madera. El acarreo de las mismas y su colocación en el campo lo llevaron a cabo Jaime Filera Callén y su cuñado Antonio García Boquiñeni, junto con un grupo de personas que  limpiaron el terreno de juego de piedras y todo ello gratuitamente. 
El entrenador Pardo Lacambra, en el centro, con gafas negras y la camisa azul y corbata de la Falange

Tras estas operaciones y quedar el campo operativo, se inició una nueva época en la que participan jugadores de la anterior generación con jóvenes comandados por el maestro nacional don Victoriano César Pardo Lacambra (teniente del Ejército y jefe de Falange, además de responsabilizarse de la Biblioteca Municipal, sita en la calle Albellones). Todos los equipos de la Villa los aglutinó en uno, mezcla del Torbellino, Atlético  de San Juan y la Azucarera. Con una subvención de 9.000 pesetas anuales del Frente de Juventudes se abrió un período bastante brillante  que se mantuvo muy firme durante una década. En ella, su primer presidente fue don José Murillo Esteban, quién inscribió en septiembre del año de 1947 al Club Deportivo Épila Frente de Juventudes en la Federación Aragonesa de Fútbol, participando en una competición comarcal de Juventudes. Posteriormente fue integrado en el grupo de adheridos y más tarde militó en segunda regional, donde obtuvo el título de Campeón. El Conde de Aranda dio una subvención para construir un vestuario en las proximidades del campo, pues con anterioridad, los jugadores empleaban otros locales situados a distancia considerable del terreno de juego.

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