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martes, 2 de abril de 2019

LAS REVUELTAS ESTUDIANTILES DE 1903


Durante el mes de marzo de 1903 se produjo un movimiento estudiantil en las grandes ciudades españolas para protestar por las condiciones del sistema universitario de Medicina y Ciencias, a la que pronto se unieron los estudiantes de otras carreras y que fueron reprimidas por las autoridades académicas con la supresión de facultades, expulsión de alumnos y cargas policiales por parte de las fuerzas del orden. 

En Salamanca,  una simple pelea entre varios jóvenes desencadenó una gran represión de exagerada envergadura. Los jóvenes de la pelea fueron conducidos a la prevención del Gobierno Civil y allí,  se les emplazó para que se presentaran a la mañana siguiente a fin de declarar ante el inspector-jefe.
Así lo hicieron y cuando el estudiante Sr. Layta salía en libertad después de realizar su declaración, se puso a “cantar alegremente”, ante lo cual el inspector-jefe Sr. Benito lo volvió a llamar, comunicándole que estaba detenido. El estudiante alegó que no había razones para ello y alegando que tenía clase, se ofreció para presentarse de nuevo, una vez acabadas sus labores académicas. El inspector se negó y, al intentar huir el estudiante, fue reducido y maltratado de forma desproporcionada a los hechos.
A partir de ese momento, los estudiantes empezaron a manifestarse y las algaradas se sucedieron durante toda la tarde.

A la mañana siguiente, gran número de estudiantes se reunieron delante del Gobierno Civil (Palacio de Anaya, en la imagen). Se lanzaron piedras y viendo que la situación empeoraba, el entonces Rector Don Miguel de Unamuno se interpuso entre ambas partes apaciguando a los estudiantes, aunque recibiendo alguna pedrada. En ese momento salieron policías y guardias del Gobierno, comandados por el inspector Sr. Benito, cargando contra los estudiantes que corrían a refugiarse en la Universidad. Es entonces cuando apareció la Guardia Civil que cargó también. Desde las ventanas de la Universidad empezaron a caer piedras y, con aviso o sin él, se produjo una descarga cerrada desde el atrio de la Catedral a las ventanas altas de la Universidad, “el fuego duró algunos minutos”. Otra descarga se produjo contra los alumnos que estaban a las puertas del Instituto. El resultado fue el dos estudiantes muertos y 
numerosos heridos.

Algunos de los catedráticos y entre ellos el Rector, estuvieron en medio del fuego intentando apaciguar los ánimos sin conseguirlo. La capa de uno de ellos quedó acribillada a balazos.
A partir de ese momento en toda la ciudad se cerró el comercio en señal de duelo y protesta.
En los días posteriores el gobernador y el inspector-jefe fueron destituidos. El entierro congregó a miles de salmantinos con la representación de todos los sectores de la ciudad. Ese día también cerró todo el comercio y en muchos balcones lucía un crespón negro.
También continuaron las manifestaciones en los días siguientes y solamente cesaron cuando comenzaron las vacaciones de Semana Santa y los estudiantes regresaron a sus lugares de origen.
Los sucesos de Salamanca corrieron como la pólvora por todas las universidades españolas. Las huelgas, manifestaciones y protestas se propagaron por todas ellas, llegando a haber otro muerto en Madrid en una manifestación.
Una de las decisiones que tomaron los estudiantes fue la de hacer una colecta a fin de sufragar los gastos de un mausoleo en recuerdo de los compañeros asesinados.


Estos acontecimientos dieron lugar a la caída del Gobierno de Silvela (a la izda.),  sucediéndole Antonio Maura (dcha.), al que algunos llamaban "Antonio Mauser" por permitir el uso de armas para sofocar las rebeliones en los sucesos de las manifestaciones, aunque él siempre lo negó.

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