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martes, 21 de junio de 2011

ANTEPASADOS REGIOS



Los restos de Alfonso I y Ramiro II vuelven por fin a San Pedro el Viejo

Tras tres años de estudio por parte de la Universidad de Zaragoza, los restos de los dos reyes vuelven a Huesca.
Aunque he colgado en este blog artículos relacionados con ellos me vais a permitir que incluya hoy alguna anécdota relacionada con estos singulares monarcas:

Alfonso I “El Batallador”, el conquistador de Zaragoza (1118) y los Valles del Jalón y Jiloca, entre otros territorios, se había casado en 1109 con Urraca, reina de Castilla. Este matrimonio no fue muy bien avenido y las actuaciones desleales de la castellana le provocaron numerosos quebraderos de cabeza, hasta el punto que se produjo una crisis política que desembocó en una guerra civil entre castellanos y aragoneses. Este asunto derivó en la anulación del matrimonio por parte del Papa Pascual II, aunque los monarcas cohabitaron durante 4 años, siendo excomulgados por ello.

Esta anécdota del altoaragonés no es muy conocida: Con la excusa de sofocar una revuelta en Sahún y, al no ser muy bien recibido por la plebe, advirtió con cortar
"colgajos de varón a los hombres y las tetas a las mujeres"
Para acto seguido enviárselo todo a la reina.
Así se las gastaba el de Hecho.

Por su parte, el jacetano Ramiro II “El Monje” era llamado por los nobles levantiscos “fray cogullas” o “fray treguas” debido a su escaso carácter. Sin embargo, no le tembló la mano cuando, en el famoso episodio (¿legendario?) de “La Campana de Huesca”, mandó ejecutar a estos nobles que habían traicionado:
Lope de Fortuñones, Señor de Albero Alto y Torreciudad
Martín Galíndez, Señor de Ayerbe
Bertrán, Señor de Bolea, Ejea y Luna
Miguel de Rada, Señor de Perarrúa
Iñigo López, Señor de Naval
Cecodín de Navasa, Señor de Ruesta
Fortún Galíndez, Señor de Huesca
Ordás, obispo, su cabeza sirvió de “badajo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otras anécdotas.
- El cerco a Fraga musulmana por las tropas de Alfonso I el Batallador se fue prolongando durante mucho tiempo. Las murallas eran sólidas y frecuentes la llegada de refuerzos moros por la noche desde Tortosa.
Tal el era la situación de impasse que, todos los atardeceres a la misma hora, los moros hacían asomar a un enano suyo en lo alto de una almena haciéndoles burla y mofa a los soldados cristianos.
Los moros se tronchaban de risa. Y los cristianos se mosqueaban como os podéis imaginar. Eso fue ocurriendo día tras día, hasta que un día, el enano morito salio hacer sus gracias, ignorando que un arquero cristiano lo estaba esperando. Salir el enanito hacer sus cabriolas y recibir un flechazo fue todo uno. Ya no se supo más de aquel pobre hombre.

- Cuando Alfonso I el Batallador estaba casado con la castellana, como bien dice Juan Ignacio, los conflictos de la pareja eran de alto nivel. Él no había soñado nunca con ser casado ni ser rey. Su sueño era el de ser Cruzado y marchar a Jerusalén. Y para rey el llamado a serlo ya lo era su hermano mayor Pedro I.
La muerte de éste hermano y prematura la de su sobrino (hijo de Pedro), obligó a que Alfonso aceptase ser rey y a casarse para cumplir con lo de la descendencia.
Ella era de armas tomar y él las llevaba siempre puestas. Las desavenencias y conflictos eran tan fuertes que el entorno de ambos decidió que Alfonso quedase sólo en Castilla y ella viniese a Aragón a gobernar. El remedio aún fue peor. Hasta en la distancia estaban en desacuerdo. El matrimonio acabó como el “rosario de la aurora”.

- Alfonso I actuaba en Castilla como amo. Los castellanos, como siempre, querían reyes o consortes fáciles de dominar. Vamos, todo lo contrario a lo que era Alfonso I.
Para tener asegurada una de las mas importantes abadías, como era la de Sahagún, Alfonso I nombró a su hermano Ramiro abad de Sahagún. Ello, por tanto, antes de que Alfonso I falleciese y que Ramiro fuese nombrado rey. Cuando Alfonso y la castellana se separaron, Ramiro volvió a su monasterio en Francia.

- Las hijas del Cid Campeador no se llaman Elvira y Sol como dice el Cantar del Mío Cid, sino Cristina y María.
A Cristina Rodríguez la casaron con el niño Pedro, hijo de Pedro I de Aragón. Pero este niño murió muy pronto. Entonces casaron a Cristina con el conde Ramiro de Navarra (pretendiente al entonces anexionado reino de Navarra a la Corona de Aragón).
Ramiro de Navarra vivía en el castillo de Monzón y llegó a ser cruzado. Al morir Alfonso I el Batallador y antes de tomar el reino de Aragón Ramiro I el Monje, los navarros aprovechan la coyuntura para recuperar el territorio del antiguo reino de Navarra como independiente. García Ramírez, hijo de Ramiro de Navarra y de Cristina Rodríguez fue el rey navarro tras la separación. Tuvieron descendientes.
A María Rodríguez la casaron con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer III. No tuvieron

Eva Castillo Carón dijo...

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