La editorial Delsan ha publicado en tres maravillosos tomos una gran parte de
la obra antologizadora de la narrativa aragonesa realizada en los últimos
treinta años por Juan Domínguez Lasierra. El primero, de 2009, Aragón
legendario, recoge en quince capítulos lo relativo a nuestras leyendas
(dragones, demonios, duendes, brujas, castillos y jardines mágicos, el Santo
Grial y mil cosas más). El segundo, de 2010, ¡Chufla, chufla…!, es una
reedición muy ampliada de su obra de veintiséis años antes Cuentos,
recontamientos y conceptillos aragoneses, que, tras una cumplida historia
del cuento aragonés recoge los costumbristas y, sobre todo, los escritores de
más fuste de la segunda mitad del XIX y primer tercio del XX, entre los que
destacan Cosme y Eusebio Blasco, Cavia, Baselga, López Allué, Blas y Ubide,
hasta Llampayas y Chas. El tercero, en fin, El cuentacuentos aragonés para leer
a los niños, recopila un sinfín de “fábulas, agudezas, teatrillos y narraciones
para la gente menuda y la que no dejó nunca de serlo”, obtenidas de los
clásicos, desde Marcial y los medievales a los grandes Argensola, Gracián, al
prolífico Miguel Agustín Príncipe este año en centenario y los más próximos, de
hace casi un siglo. Una delicia los tres tomos, un corpus monumental de
literatura chica, que acercará a muchos a un pasado poco conocido y muy
sugestivo.
(El texto de mi tocayo pertenece a www.andalan.es).
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