Mi visita relámpago a Granada me dejó buenas sensaciones. Vi
con Nacho el triunfo del Barça y, lo que es más importante, dialogamos largamente
de la vida y de la situación actual de cada uno. Estuvo más comunicativo que de
costumbre y, además, tenía buen aspecto.
Hice el viaje en tren: El Puerto-Dos Hermanas y
Dos-Hermanas-Granada (4 horas y media), algo tercermundista –Sevilla-Zaragoza
se hace en dos y media-, y eso que esperé poco tiempo para el trasbordo.
Hacía tiempo que no usaba este medio de transporte y me di
cuenta de cómo ha cambiado el modo de
actuar de los viajeros. Como es lógico,
la mayoría de los usuarios en estos destinos es "guiri", pero el patrón es el mismo,
seas nativo o extranjero: silencio casi absoluto, sólo interrumpido por algún
que otro móvil y algún que otro voceras contestando; auriculares, tabletas,
portátiles, ebook y, lo que es más penoso, ni siquiera un saludo con tu
compañero o compañera de asiento. Patético, cada uno a su bola, totalmente
deshumanizado, hasta los interventores tienen aspecto circunspecto. La vuelta
rondó la tragedia, pues el tren se retrasó y llegué con dos minutos justos para
coger el media distancia Dos Hermanas-El Puerto. Menos mal que al llegar me
estaba esperando MJ y nos fuimos a tomar unas cañas y unas tapas. Resumiendo,
si no me queda otro remedio, haré de nuevo el trayecto, pero, si hay
alternativa, que le den a Adif.
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