LA CORAZA

Interesante y próximo el artículo de Eugenio Callejas en www.aragondigital.es.

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En el barrio de La Almozara, como en otros muchos barrios de Aragón, vivimos miles de ciudadanos que trabajamos en diversos sectores industriales y, también, muchas personas que estamos en el paro.
En una mañana de paseo, de principios del presente año en la avenida Pablo Gargallo, coincidimos varias personas de los lunes…, los viernes..., al sol. Y, en esa tertulia pausada, con un día espléndido, reflexionábamos sobre el devenir de los acontecimientos. En ese momento, pasaba otro compañero de fatigas que, actualmente, está en un híbrido (trabaja y tiene días de ERE) “¿Qué tal?, ¿arreglando el país?, dijo J. R.”. “Estamos en ello, me dio por responder”.
J. R. enfatizó: “Nosotros ya no tenemos protección. Antes nos tiraban flechas y la coraza nos protegía algo. Ahora nos las clavan todas, pero bien hondas y, por si fuera poco, lo hacen diariamente. No sólo sufrimos la crisis económica, financiera, fiscal, social, de partidos y sindicatos, también, la monarquía y ciertos comentaristas de opinión, y algunos mal llamados politólogos, piden que hagamos sacrificios”.
La sabiduría de las instituciones y del Gobierno tienen el mismo eje central: el sacrificio.
La coraza no nos protege, ha desaparecido y los ricos se atreven a decir – sin sonrojarse – que hay justicia, que el estado de derecho funciona, que la democracia es auténtica… ¿hasta cuándo nos tocará aguantar todo lo que está sucediendo? ¿Y qué es lo que estará por llegar? ¿Están ciegos y sordos?
Tales son las circunstancias económicas y sociales que a nuestro alrededor observamos y vivimos dramas humanos que en otras épocas estaban desterrados.
Mi vecino se asombra, mi amigo se asombra –algunos pocos sabios del lugar -y personas con experiencia saben, desde hace tiempo, que el sistema hace aguas por todos los rincones.
Los discursos de los dirigentes políticos mundiales y nacionales confirman  –con fuerza y energía capitalista– que no están dispuestos ni a cambiar, ni a modificar, ni a desarrollar una civilización equilibrado y justa; no sólo por la crisis actual sino por la necesidad de preservar la paz mundial –ampliamente amenazada-. Conseguir la paz y terminar con el hambre en todos los países, ¿es posible?, ¿es una entelequia?
Lo que parecía más elemental en la Unión Europea: el estado de bienestar está desapareciendo –España llegó tarde-  siendo parte muy importante de la coraza, que evitaría que las flechas te dejen fuera del circuito social y en la más absoluta miseria.