Hace unos días, en uno de los bares que frecuentamos -"La Bodega Jerezana"-, nos obsequiaron con unos huevos revueltos con marisco. Uno de los ingredientes era la ortiguilla. Los huevos mitigan bastante el intenso sabor de la medusa y, la verdad , era la primera vez que las probábamos así y estaban espectacularmente suaves y delicadas. Hay bastante gente que las rechaza cuando las ven sin cocinar e, incluso después de pasarlas por la sartén o la freidora. A nosotros nos encantan y a todo foráneo que viene a visitarnos, siempre les hemos animado a probarlas. Así que, si venís por estas tierras de "maría santísima", estáis invitados.
Para que sepáis un poco más de este peculiar "marisco", he aquí unas breves notas:
La ortiga de mar u ortiguilla es una anémona marina del grupo de los celentéreos que se consume como marisco. En
el mar tiene un aspecto vistoso y una vez fuera del agua, toma colores de
tonos oxidantes y vista en crudo su aspecto es bastante desagradable.
La forma más común de consumir las ortiguillas es fritas.
Dietéticamente tienen una composición similar a la del
pescado, con elevado contenido de proteinas, colesterol y purinas y bajo
contenido en grasas. El colesterol que poseen, como el del resto de los
mariscos, va acompañado de esteroles, por lo que no se absorbe tanto
como se espera y, al no ser un alimento de uso frecuente, no hay que preocuparse. Sí, para los que tengan algun problema con el ácido úrico.
(En la imagen, aspecto de las otiguillas una vez fritas tras pasarlas por harina de freir pescado).
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