Tierra sin rey, de Luis Zueco.
Zueco, ha resucitado, de
las antiguas crónicas las causas del fin del
sueño de del gran Imperio Aragonés. La novela se divide en cuatro
grandes capítulos, que van desde las Cruzadas de 1209, hasta la propia
batalla de Muret, en 1213. Entre juegos de palacio y sangrientas
batallas, multitud de personajes desfilan a lo largo y ancho de la
novela, por lo que, es recomendable que antes de empezar a leer, nos
detengamos en el “glosario de personajes”. Que servirá de gran ayuda al
lector, sobre todo en la primera parte de la novela. Dónde destaca el
tema del catarismo, representado a través de dos personajes ficticios,
como son Sébastien, un cruzado franco, y Marie, una cátara. La clave, en
esta primera parte, es que el autor, se olvida por completo de mitos y
esoterismo, para centrarse, a través de una excelente documentación en
doctrina, creencias, usos y costumbres de aquella comunidad de “hombres
buenos”.
Como toda buena novela histórica, que recree los oscuros años, del
siglo XIII, las guerras y la muerte, forman una parte “especial”, en la
trama. Pero entre tanta sangre, destacan dos batallas. Con un estilo
directo, y ágil, que no dejará indiferente al lector, las Navas de
Tolosa, y la propia batalla de Muret, bien merecen un reconocimiento.
Ambas dos bien desarrolladas, en lo que se refiere a la documentación
histórica, armamento empleado y el desarrollo del mismo. La
historiografía, ha mostrado una Visión injusta de un excéntrico,
temerario y libertino rey Pedro II de Aragón. Todo lo contrario, era
un veterano en materia bélica, y así lo ha querido representar el autor
de la novela, en dónde, a veces, parece llevar sobre sus hombros, todo
el peso de la novela, sin ser especialmente el protagonista de la misma.
Heroísmo trágico, con estas palabras podría resumirse una novela, de
la que ya conocemos el final por adelantado, y aún así, su autor, ha
sabido sacar sin sentimentalismos baratos, lo mejor de todos y cada uno
de los personajes.
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