Imagen de Puerto Madryn.
Poco después de salir de Sierra Grande pasamos a la
provincia de Chubut, provincia en la que
se encontraba nuestra meta o destino: PUERTO MADRYN
Puerto Madryn se encuentra emplazada frente al Mar
Argentino, en el Océano Atlántico. Es considerada la puerta de entrada a la
Península Valdés, declarada en 1999 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El nombre de la ciudad se debe a uno de
los promotores de la colonización galesa en la Patagonia. Al barón de Madryn.
La fundación
de la ciudad ocurrió en 1865 cuando llegaron a sus costas 150 galeses en el
velero Mimosa.
Puerto Madryn
recibe la visita, entre los meses de junio a diciembre, de las ballenas francas
australes que regresan a esta zona cada año para aparearse y procrear También
lobos marinos, pingüinos magallanicos y elefantes marinos, todos alejándose de
los fríos del Sur”
Dos razones
nos llevaron a Puerto Madryn: una contemplar todos estos animales en persona;
la otra, la despejaremos más adelante.
Con el viento
reinante llegamos a nuestro destino el viernes a mediodía. Fuimos previamente
al hotel contratado y, descargadas las maletas, a un restaurante a comer.
Después, con objeto de estirar las piernas, caminamos hasta el puerto y de paso
contratamos el pack turístico para el día siguiente. Cenamos en un restaurante
muy ameno con música en vivo, en el que
las chacareras de su follkore no se hicieron esperar.
Luego nos
fuimos a dormir y a esperar ansiosos llegara el día siguiente sábado para
iniciar nuestro tour turístico.
Nos levantamos
a las siete de la mañana, desayunamos, y con una puntualidad inglesa, el
autocar turístico nos vino a buscar para, uniéndonos a otros, llevarnos a la
Península Valdés. La distancia 90 kms pero ¿para que hablar de distancias con
lo ya recorrido? Además, el viento había amainado y se nos vaticinó un día
espléndido. Los guanacos y ovejas pastaban a ambos lados próximos a la
carretera. Todos menos el guanaco macho que desde un pequeño otero vigilaba con
la cabeza levantada por si algún peligro se aproximaba a dañar su harén.
Se nos dijo
que no había depredadores importantes en aquellas tierras esteparias ya que el
jaguar había sido eliminado desde hacía muchos años. También se nos dijo que el
cálculo para el rebaño de ovejas a introducir en las estancias era de una oveja
merina patagónica por cada tres hectáreas de terreno. La oveja al comer arranca
la hierba, nos dijeron, no la siega, y la experiencia así lo aconseja
para no agotar los pastos y permitir que
crezca la hierba de nuevo, evitando con ello la desertización del terreno.
Se acabó la
carretera asfaltada y entramos en un camino de piedras y polvo. Allí había una
parada obligatoria. Se había de pagar una entrada a modo de impuesto ecológico
(Ecotasa). El precio variaba si eras o no argentino y entre los argentinos el
precio era más barato si se era jubilado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario