Con la
satisfacción de haber cumplido nuestro primer objetivo, volvimos a Puerto
Madryn.
Llegó el
domingo, segundo y último día. Nos quedaba por cumplir el segundo objetivo.
Dicho objetivo
lo cumplimos sobre el mediodía. Resulta que un nieto de la bardallurana Modesta
Gil Ramos, hijo de su hija Pabla, había marchado hacía muchos años a trabajar a
Puerto Madryn donde formó una familia. Si bien él, Juan Carlos, murió bastante
joven, en Puerto Madryn quedaron su viuda, Estela y sus hijos Juan, Paula y
Angie.
Fue Juan
quien, sabedor del encuentro de la familia española y argentina, había mostrado
en nombre de su madre y hermanas, sus
deseos de conocernos cuando se diera la oportunidad. Kuky y Roberto ya los
conocían por los viajes que éstos habían hecho a San Rafael en alguna ocasión
aunque hacía bastantes años que eso había ocurrido.
Con nuestro
viaje a Argentina fue cuando sopesamos la conveniencia de citarlos en San
Rafael o ir a visitarlos nosotros. Los cuatro decidimos que era mejor ir nosotros, ya que así podríamos ver y conocer a todos los familiares de Puerto Madryn,
pues los tres bisnietos están casados y tienen hijos.
Juan, su madre
Estela y su esposa Paola, junto con sus hijos y un hijo de Angie nos estaban
esperando en su casa. En su casa nos acogieron entrañablemente. Y para que
conociéramos a la familia de Paula también habían organizado en casa de ella la
comida. En casa de Paula fuimos recibidos por ella, su esposo y sus dos hijos y
allí nos reunimos todos, seis de casa de Juan más el niño de Angie. Angie
acababa de alumbrar a su segundo hijo y se encontraba en el hospital acompañada
de su esposo. Nosotros cuatro mas los cuatro de la casa anfitriona. Total
quince personas.
El asado
argentino de cordero patagónico y de vaca argentina estaba riquísimo. Lo
mismo los distintos tipos de guarnición que lo acompañaban. Igualmente los
vinos, los helados y los distintos postres.
Como el
encuentro fue emocionante y el ambiente creado inolvidable, todo ello unido al
cariño que mayores y niños nos dispensaron, hizo que nuestro segundo objetivo
se cumpliera a plena satisfacción. Tanta como la que sentimos desde entonces al
recordar a todos los familiares de Puerto Madryn que, como Kuky y yo, y la
familia de San Rafael y Bardallur,
llevamos mezclada la misma sangre
y genes.
El lunes
iniciamos la vuelta. 1395 kms teníamos por delante. Como el coche y el
conductor ya estaban rodados, salimos a las cinco de la mañana, y parando en
cuantas YPF fue necesario, en Cipolletti para comer y comprar cerezas,
llegábamos a las 10 de la noche a San Rafael en una única jornada, después de
soportar una gran tormenta de agua y relámpagos, pero con la satisfacción del
deber cumplido.
Benito y
Josefina.
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