LUIS BUÑUEL Y LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES (6)


Buñuel descubrió Toledo de la mano del filólogo Solalinde en 1921. Estuvieron un par de días o tres y uno de ellos lo pasaron en un burdel. Entonces Luis estaba en la fase de práctica del hipnotismo que usó con la fulana para que llamase a la puerta del filólogo. Buñuel volvió a la ciudad en varias ocasiones con sus compis de la Resi y, el 19 de marzo de 1923, fundó la "Orden de Toledo" de la que  se nombró a él mismo condestable. La "Orden" estaba muy jerarquizada; en primer lugar estaban los fundadores: Lorca y su hermano Paquito, Sánchez Ventura, Uzelay...y una sola mujer, Ernestina González. Pepín Bello era el secretario. A continuación, venían los caballeros: los Viñes, Alberti y su mujer, Dalí, Hinojosa, Jeanne, la mujer de Buñuel...Un escalón más abajo estaban los escuderos y otro más abajo los invitados de los escuderos, pero no terminaba ahí, todavía quedaban los invitados de los invitados de los escuderos.

(Sic) Para acceder al rango de caballero había que amar a Toledo sin reserva, emborracharse por lo menos toda una noche y vagar por las calles. Los que preferían acostarse temprano no podían optar más que al título de escudero (...)

La fonda en la que nos hospedábamos, lejos de los hoteles convencionales, era casi siempre "La Posada de la Sangre", donde Cervantes situó "La ilustre fregona". La posada apenas había cambiado desde entonces: burros en el corral, carreteros, sábanas sucias y estudiantes. Por supuesto, nada de agua corriente, lo cual no tenía más que una importancia relativa, ya que los miembros de la "Orden" tenían prohibido lavarse durante su permanencia en la ciudad santa. Comíamos casi siempre en tascas, como la "Venta de Aires", en las afueras, donde siempre pedíamos tortilla a caballo (con carnes de cerdo) y una perdiz y vino blanco de Yepes (...)
Después, subíamos a la ciudad para perdernos en el laberinto de sus calles, acechando la aventura (...)
Toledo tenía una academia militar de cadetes. Cuando se producía una riña entre un cadete y un ciudadano, los camaradas de aquel hacían causa común y se vengaban brutalmente del insolente que había tenido la osadía de medirse con uno de ellos. Eran realmente terribles. Una vez nos cruzamos con dos cadetes por la calle y uno de ellos, agarrando del brazo a María teresa León, la esposa de Alberti, le dice:  "¡Qué cachonda estás!". Ella protesta, ofendida, yo acudo en su defensa y tumbo a los dos cadetes a puñetazos (...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Colgarlo en la página es un acierto. Felicidades.

Anónimo dijo...

"Venta de Aires", ahora ya no es una tasca, se ha convertido en uno de los restaurantes emblemáticos de la ciudad, y venir a Toledo a comer perdices es venir a este restaurante. Doy fe de que están buenísimas. Lo de la tortilla no tengo el gusto y el vino de Yepes.... pues.... vivo en Yepes.
CMarin