Fue a mediados de los años ochenta cuando, por primera vez, sentí la necesidad de tener una prenda de vestir de una marca determinada: era una camiseta azul con la palabra y el logotipo de Nike perfilados en una fina línea blanca. No podía ser más simple. Se la había visto a algunos compañeros de clase y yo quería la misma. Necesitaba ese símbolo sobre mi pecho para molar tanto como ellos. Abruma recordar hasta qué punto llevar una u otra prenda de vestir podía suponer un retroceso en la jerarquía de los compañeros de clase o de los amigos del barrio.
Art. completo de Toño Fraguas:
http://www.lamarea.com/2016/04/12/la-ropa-de-marca-y-la-izquierda-emergente/
(Colab. JMTP).
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