JUDÍOS CONVERSOS

LOS JUDÍOS EN LA ÉPOCA CERVANTINA
"¿No es aquéste judío?
Su copete lo muestra,
sus infames chinelas,
su rostro de mezquino y de pobrete.
Trae el turco en la corona
una guedeja sola
de peinados cabellos,
y el judío los trae sobre la frente;
el francés, tras la oreja;
y el español, acémila,
que es rendajo de todos,
le trae, ¡válame Díos!, en todo el cuerpo".

("Los baños de Argel", pieza teatralizada que Cervantes escribió debido a su cautiverio en el norte de África).

..La relativa facilidad con que se podía identificar a los conversos, ya sea por sus características fisicas, ya sea por sus actividades laborales, permitía la persecución selectiva, bajo acusación de prácticas secretas de la religión de sus antepasados, o lo que es igual, de criptojudaísmo.
Los conversos más ricos intentaban escapar del acoso o de las sentencias de la Inquisición apelando a la Santa Sede, pero estos recursos tropezaban con demasiada frecuencia con todo tipo de impedimentos por parte del poder real, que de este modo intentaba mantener la autoridad del tribunal del Santo Oficio. Así, pues, el único recurso que quedaba a muchos de ellos -además de la posibilidad de abandonar el Reino- era el de comprar ejecutorias de caballeros o hidalgos; es decir, encubrir el origen mediante la adquisición de un título falso de hidalguía: el recurso fue muy utilizado en Sevilla, donde la concentración de conversos dedicados al comercio era especialmente elevada.

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