A partir de 1913, el Requeté se convirtió en la organización paramilitar del carlismo. Mantuvo escasa actividad en los años de la 1ª Guerra Mundial, pero desde 1920 se reactivó, sobre todo, en Navarra donde había unos 10 000 requetés organizados. Al inicio de la II República, el Requeté se mostró bastante indiferente; sin embargo, dado su exacerbado catolicismo, pasó a la actividad después de la famosa quema de iglesias y conventos.
En 1932 se estructuraron militarmente en patrullas (cinco boinas rojas y un jefe), requetés (compañías de 246 hombres) y tercios (tres compañías). En julio de 1936, los requetés sumaban 30 000 hombres.
Ante el clima de polarización cada vez más enconado en que vivía España, muchos derechistas buscaron en el Requeté una garantía de su seguridad y del orden. Estaban bien organizados y con todo un aparato logístico para apoyarse, incluyendo mujeres (margaritas) y niños (pelayos).
Durante la Guerra Civil española, tras las campañas de captación, se formaron 42 tercios de requetés que combatieron junto a los sublevados. Hubo 10 tercios navarros, 8 vascos, 8 castellanos, 7 andaluces, 6 aragoneses, 2 asturianos y 1 catalán . Se calcula que unos 60 000 requetés participaron en la guerra civil y que murieron alrededor de 6000.
(En la imagen de Coyne, un grupo de requetés desfilan por la calle Don Jaime de Zaragoza)
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