PALABRAS DE BARDALLUR A LOS QUE SE LLEVARON
VUESTROS NOMBRES NO SE OLVIDARON
La mies está segada, todo está en calma. Hoy, el bullicio de la piscina se cuela entre los visillos de las ventanas. En el ba,r algunos juegan al guiñote mientras la tele no calla. Las madres echan algún que otro sermón que se pierde entre las paredes de la casa y se junta con las voces de los zagales que andan jugando entre el parque y la plaza.
La vida continúa. ¿Quién la para?. En las fiestas, entre el baile, las vaquillas, la procesión y la peña…, se olvidan de los sinsabores del día a día. Les veo a todos juntos en el frontón para el Vermut, sus voces lo ocupan todo. Con la disco móvil los jovenzanos siguen viendo amanecer robando besos bajo mi cómplice mirada.
Sí, yo veo, aunque callo. Aquel agosto también os vi, poco a poco os fueron llevando. SILENCIO. SILENCIOS que se colaron entre las costeras, en las acequias, en los campos, en los tejados, entre los visillos de las ventanas en las casas entraron. SILENCIO, porque el alma dolía tanto. SILENCIO, porque el alma está llorando. SILENCIO.
Y con el SILENCIO, el MIEDO. MIEDO que lo ocupó todo durante tantos años. Sé que aunque nadie hablaba, aunque se calló, se tapó y se intentó olvidar, nadie lo hizo. El miedo que vuestras muertes dejaron, el miedo que se coló en los campos, en los barrancos, en las costeras, en las casas, en la fresca, no pudo entrar en la memoria. El recuerdo no tenía miedo.
Y el tiempo no se llevó el dolor, el tiempo no lo cura todo. Siguieron y siguen viviendo porque la vida es eso, supervivencia. Pero no os olvidaron. No. No fue eso lo que pasó, estuvisteis presentes en los silencios, en las tardes interminables de verano, en los crudos inviernos, en las cadieras, en las comidas, en las fiestas y en las penas. Estuvisteis. Vuestros nombres no se olvidaron. La historia los retiene y el recuerdo los hace presentes. Poco a poco os fueron nombrando primero quedo, luego más alto.
Por eso hoy, hoy que tanto ha llovido y la calma juguetea por las costeras y los campos, quiero dedicaros a los veintitrés, estas sencillas palabras que vosotros no oiréis, pero sí, vuestros nietos, nietas y algún bisnieto y bisnieta.
(Texto de Yolanda, la esposa de Santos Langarita y leído por él en el acto de homenaje a los represaliados de la Guerra Civil en y de Bardallur el 20 de agosto de 2016).
(Texto de Yolanda, la esposa de Santos Langarita y leído por él en el acto de homenaje a los represaliados de la Guerra Civil en y de Bardallur el 20 de agosto de 2016).
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