A pesar de la gran maquinaria, el asedio se prolongó durante semanas. Alfonso llegó el 7 de junio procedente de tierras castellanas, de donde venía de dirimir sus tormentosos asuntos matrimoniales con Urraca, hija de Alfonso VI de Castilla. Los sitiados comenzaron a quedarse sin víveres y se les cortó, además, el suministro de agua del canal que llegaba desde la Romareda. Pero los atacantes sentían también el castigo de su incesante empuje y parte del contingente franco abandonó. La preocupación de Alfonso I era la protección del cerco ante un posible ataque desde el exterior. A pesar de sus precauciones, el gobernador de Granada, Abdalá ben Mazdalí, pudo acudir en socorro de la ciudad, aunque su entrada a la desesperada sólo le serviría para morir mes y medio más tarde, en noviembre de 1118. Sin confianza ya en ninguna clase de auxilio, Zaragoza inició las negociaciones de capitulación, que al entender de los cronistas musulmanes, fue muy ventajosa para los rendidos, que pudieron conservar sus propiedades rurales, su religión e incluso su estructura de gobierno. El día 18 de diciembre, Alfonso I entraba triunfal en la ciudad, ocupando el Torreón de la Zuda.
domingo, 18 de diciembre de 2016
TAL DÍA COMO HOY DE...
A pesar de la gran maquinaria, el asedio se prolongó durante semanas. Alfonso llegó el 7 de junio procedente de tierras castellanas, de donde venía de dirimir sus tormentosos asuntos matrimoniales con Urraca, hija de Alfonso VI de Castilla. Los sitiados comenzaron a quedarse sin víveres y se les cortó, además, el suministro de agua del canal que llegaba desde la Romareda. Pero los atacantes sentían también el castigo de su incesante empuje y parte del contingente franco abandonó. La preocupación de Alfonso I era la protección del cerco ante un posible ataque desde el exterior. A pesar de sus precauciones, el gobernador de Granada, Abdalá ben Mazdalí, pudo acudir en socorro de la ciudad, aunque su entrada a la desesperada sólo le serviría para morir mes y medio más tarde, en noviembre de 1118. Sin confianza ya en ninguna clase de auxilio, Zaragoza inició las negociaciones de capitulación, que al entender de los cronistas musulmanes, fue muy ventajosa para los rendidos, que pudieron conservar sus propiedades rurales, su religión e incluso su estructura de gobierno. El día 18 de diciembre, Alfonso I entraba triunfal en la ciudad, ocupando el Torreón de la Zuda.
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