1973, tras diez años de combates, Estados Unidos completó la retirada de su ejército de Vietnam. Todo empezó en 1963, cuando el presidente John F. Kennedy promovió un golpe militar de los grupos reaccionarios del sur de Vietnam y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se encargó de asesinar al presidente Ngo Dinh Diem y de sustituirlo por una Junta Militar con el objeto de impedir la libre determinación de sus habitantes de unirse a la República Democrática de Vietnam, dirigida por Ho Chi Minh. Con esta acción, Estados Unidos se involucró más y abiertamente en la guerra. De 165.000 soldados en 1965, pasó a 500.000 en 1968. El territorio y la población de Vietnam fueron sometidos a los más crueles y destructivos bombardeos, incluso con el uso de la guerra química que provocó inmensos daños.
A pesar de su superioridad en armamento, la guerra asimétrica de los vietnamitas provocó derrotas tras derrotas al Ejército estadounidense. El saldo en vidas de esta terrible guerra fue de 500.000 civiles y 200.000 soldados vietnamitas por 57.000 soldados norteamericanos. Otra consecuencia fue la profunda división en la sociedad estadounidense. Además, de las arcas americanas salieron, en todos los conceptos, cerca de 300.000 millones de dólares para sufragar la contienda e impedir que Vietnam del Sur cayese en manos comunistas. La guerra prosiguió hasta que la toma de Saigón en 1975 forzó la rendición incondicional de las tropas survietnamitas y la unificación del país, bajo el control del gobierno comunista de Vietnam del Norte.
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