Al principio del camino que lleva al Santuario de Rodanas de Épila, en una pequeña elevación rodeada de trigales, se encuentra la afamada mansión de un extravagante señor que él mismo ha bautizado como "Casa de Dios". El miércoles entramos a verla aprovechando nuestro desplazamiento a Rodanas. La divisamos a lo lejos y quedamos impresionados con la imagen que se nos presentaba delante de nuestros ojos. Tiramos unas cuantas fotos y continuamos la ruta. Creíamos que no íbamos a llegar nunca, se nos hizo eterno el trayecto, parte de él por un tramo sin asfaltar. Tomamos un refresco en el restaurante que hay en la zona y después, volvimos a Épila por la A-121, pasando por Calatorao y Lucena.
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