"Es cierto que tengo cierta pasión por el Conde de Aranda. He leído casi todo lo que ha caído en mis manos sobre este ilustre aragonés tan querido y/o denostado. Estas dos anécdotas dan idea de su carácter y de su relación con los ilustrados franceses.
1.- Según el coetáneo escritor y poeta de Monzón D. José Mor de Fuentes, el Conde estaba tratando de un asunto con el rey Carlos III y cada uno tenía un parecer totalmente contrario. El Rey, un poco harto del planteamiento de Aranda le dijo:
-Eres más terco y testarudo que una mula aragonesa.
A lo que el Conde contestó:
- Perdone vuestra majestad; yo conozco a un señor mucho más terco que yo y que todos los aragoneses juntos.
- Y ¿quién es ese señor? preguntó el Rey.
- La Sacra y Real persona de su Majestad católica el Rey nuestro señor Carlos III, que Dios guarde muchos años, respondió D. Pedro Pablo.
El rey sonrió y le dijo:
-Ve y arregla ese negocio según opinas. Siempre te saldrás con la tuya.
2.- Pedro Pablo siempre tuvo una leyenda negra colgada de su persona. No olvidemos que él tuvo bastante que ver con la expulsión de los jesuitas y que en su época de embajador en París se le relacionó con los enciclopedistas franceses, en especial con Voltaire; además se le adjudicó la autoría de la fundación de la masonería matritense.
Su relación con Voltaire se limitó, al parecer, al encargo de un reloj -el francés tuvo una fase de su vida dedicado a este negocio-, y a , en correspondencia, enviarle unas botellas de vino -la garnacha no le gustó al filósofo-, paños y piezas de cerámica de su fábrica valenciana de Alcora y no a un intercambio de ideas liberales.
(A la izquierda, casa de Voltaire en la localidad francesa de Ferney, junto a la frontera suiza. Allí montó varios negocios, entre ellos, la relojería de lujo).
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