Cuando los asirios controlaron Mesopotamia (S. IX a.C.) empezaron a fabricar armas de hierro en grandes cantidades, de tal manera que, todo su ejército las portaba en forma de lanzas, cuchillos, dagas y espadas. Esto le permitió el dominio de la región durante más de dos siglos unido, también, al nuevo sistema de asedio a las ciudades. Se percataron que el ataque tradicional solía provocar un gran esfuerzo, muchas veces infructuoso y se plantearon cambiar la táctica. Para ello, construyeron murallas más altas alrededor de la ciudad atacada desde donde podían efectuar sus disparos de flechas con mayor efectividad que sus defensores. Además, inventaron máquinas de asedio móviles a través de ruedas y las dotaron de arietes para hacer butrones en las murallas. Una vez lograda la entrada, los sitiados ya no tenían nada que hacer y el botín pasaba rápidamente a manos de los asaltantes, fueran bienes materiales o mujeres y niños -los hombres, por lo general, eran aniquilados de la forma más cruel: cabezas cortadas y amontonadas en pirámides, desollamientos, crucifixiones, empalamientos, mutilaciones de todo tipo...Fue Asurnasirpal, el rey sádico, el que practicó con asiduidad este tipo de terror para amedrentar al resto de ciudades, pero esto le granjeó un odio a los asirios que todavía perdura. Los relieves de caza de leones que nos legaron muestran con gran realismo la crueldad de la muerte que denotaba el carácter asirio.A la muerte de Asurnasirpal, una coalición de israelitas y arameos de la zona de Damasco venció contra pronóstico a Salmanasar, hijo de Asur en la batalla de Karkar (854 a.C.), pero eSto es otra historia.
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