Las disposiciones de los municipios muestran claramente el deseo de autoabastecerse a escala local. Prohiben la entrada y salida de ciertos productos y favorecen la creación de ciertos oficios manuales para no depender de otras economías llegadas de otros lugares. Proveen de materia prima a los nativos, antes que a los foráneos, pese a ser estas últimas más favorables económicamente; ordenan a los arrieros que las mercancías del exterior se transporten después que las propias...A excepción de Zaragoza, no había grandes núcleos de consumo y actividades productivas e, incluso en la capital, la mayor parte de la gente dependía del sector primario. El entendimiento entre los núcleos cercanos para autoabastecerse es una constante de la época. Los productos que los municipios carecían o eran insuficientes venían de los núcleos más cercanos y se concentraban en el de mayor población convirtiéndose en el centro más importante de consumo de excedentes de los lugares lindantes y proveía a sus habitantes de productos más elaborados de los que ellos necesitaban.
Al carecer de puertos de mar y estar situado fuera de los circuitos comerciales, además de basar su economía en la agricultura, se puede deducir que el comercio de los siglos XVI y XVII en el reino aragonés carecía de gran importancia. Las rutas de la mercadería aragonesa eran muy escasas, limitándose, como eje vertebral, a la que, desde Zaragoza, pasando por Huesca, Ayerbe y Jaca, se dirigía a Francia por Canfranc. El transporte se solía realizar en mulas, dadas las malas condiciones y estrecheces del camino que impedía pasar a los carros. Eran conocidos como "caminos de herradura" y no solo los utilizaban los mercaderes al mayor, sino que también eran usados por los buhoneros y contrabandistas.
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