El oficio de cardador fue casi copado por los emigrantes franceses en Zaragoza, pues de los 25 oficiales que había, 15 de ellos eran galos.
La población gala fue bien aceptada por la sociedad aragonesa, salvo la época de las divergencias entre los dos países, pero una vez solventadas estas diferencias, los franceses se integraron totalmente entra la población del reino y los matrimonios con aragoneses o aragonesas eran frecuentes y los hijos de franceses podían llegar a ocupar c
argos municipales al estar insaculados en las bolsas de los oficios de las universidades (conjunto de personas que estaban unidas por intereses comunes, bajo una misma representación jurídica).
No hay datos exactos del nº de franceses en el Reino de Aragón, pero sí unos aproximados de la Corona, cifrados en unos 150.000 entre la mitad del siglo XVI y la mitad del XVII, un factor que supuso una gran evolución de la población aragonesa en la época de los Austrias.
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