LA CIUDAD MUSULMANA (continuación)
S. XI d.n.e.- La situación en al-Andalus era muy grave e inestable, y
estalló la fitna, una gran revuelta generalizada plagada de guerras civiles y tribales
que acabó con la unidad del Califato y provocó su desmembración en los llamados
reinos de taifas. El estado cordobés se descompuso y las ciudades más populosas
alcanzaron la independencia. La primera
en lograrlo fue Zaragoza. Todos deseaban proclamarse califas y esta confusa situación
fue aprovechada por un soldado llamado Mundir, miembro de una rama de los
tuyibíes, que logró hacerse con el poder en Zaragoza. Fiel a Almanzor, en 1006
había ascendido a gobernador de Tudela y supo acoger bajo su protección a
influyentes personajes. Así logró apoyos y en 1013 recibió el gobierno de
Zaragoza y, los apoyos y coyunturas
favorables, fueron decisivos para proclamar la independencia de Saraqusta en el 1018. Controló la Marca
Superior –excepto Albarracín- y fue un mecenas de intelectuales y artistas,
además de mejorar las obras públicas e iniciar la ampliación de la mezquita
aljama (actual La Seo). Mundir, gran diplomático, selló la paz con Castilla y
Barcelona, pero no consiguió lo mismo con los pamploneses de Sancho “El Mayor”.
Al morir en el 1023, le sucedió su hijo Yahya que siguió consolidando la taifa
y protegiendo las ciencias y las artes, además de concluir la mezuita, una de
las más grandes de al-Andalus con 5000
m2 de extensión. En 1029, el gobierno pasó a su hijo Mundir II, pero éste fue
asesinado en un complot y con él desapareció la dinastía de los tuyibíes dando paso
a la familia hudí, siendo Sulayman ibn Hud, por entonces gobernador de Lerida, el
cuarto rey de la taifa zaragozana.
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