LOS PANTANOS FRANQUISTAS

Mediano antes de ser sumergido por las aguas.

El embalse de Mediano (Huesca) era uno de los embalses que tenía que dar suministro a los canales de Aragón y Cataluña obteniendo su agua del río Cinca. Un pantano que anegaría uno de los valles más hermosos y fértiles del prepirineo aragonés. El bien general, los intereses de la oligarquía agrícola que se beneficiaría del riego derivado y un territorio en despoblación que aún se desplazaba a lomos de caballos y mulas, hicieron que el rey Alfonso XIII, en 1915,   aprobara el proyecto de Plan de Riegos y, con él, el levantamiento de la presa.

Presos republicanos trabajando en las obras

El embalse no empezó a construirse hasta octubre de 1929, unos pocos meses antes de la dimisión del dictador Primo de Rivera. Sin embargo, en la II República se replanteó el proyecto pero la Guerra Civil y el impago de los jornales por parte del contratista encargado de levantar la obra, hicieron que la presa sufriera continuos retrasos y paralizaciones. Habría que esperar a 1941 cuando Franco, obsesionado con convertir los Monegros en una vega agrícola con más de 300.000 hectáreas de regadío, procedió a recomenzar las obras de construcción de pantanos, entre ellos el pantano de Mediano. No obstante, el proyecto inicial no sumergía el pueblo, por lo que una tensa negociación por las compensaciones de la expropiación se puso en marcha.

Mediano era un pequeño pueblo con 14 casas de labradores correspondientes a otras tantas familias. Algunas abandonaron el pueblo, pese a las ridículas indemnizaciones, pero otras se negaron a irse, retrasando así las obras. Esta obras fueron  llevadas a cabo por Dragados y Construcciones por 250 millones de pesetas y utilizando a gran cantidad de presos políticos republicanos del campo de prisioneros de Mediano como mano de obra esclava. La construcción del pantano llenó de vida el pueblo con sus trabajadores, incluidos algunos vecinos del pueblo y alrededores. De esta forma, Mediano llegó a tener unos 900 habitantes y todo tipo de servicios, desde bar, cine, baile, carnicerías, peluquería… 

Pero, hacia 1960, el proyecto observó la incorporación en la presa de una central hidroeléctrica gestionada por ENHER, pero los continuos retrasos en los tribunales por los recursos de las familias resistentes al desalojo, llegaron a exasperar los intereses de la hidroeléctrica y de los regantes de la zona baja de Huesca que, ávidos del negocio fácil en plena época desarrollista presionaron a las autoridades franquistas para que entrase de una vez en funcionamiento el embalse. La apisonadora estatal se puso en marcha y se empezaron a derruir las casas de los que habían vendido. 
La torre de la iglesia, del S. XVI, testigo de la indignación vecinal

El 27 de abril de 1969 amaneció con un fuerte aguacero que no paró en todo el día, provocando la crecida del río Cinca.  Sin embargo, a las 6 de la tarde, después de la misa por la muerte de un vecino, los vecinos vieron aterrados que aquello no era como tantas otras veces. El nivel del agua estaba creciendo a una velocidad endiablada amenazando de anegar el pueblo. Las compuertas del fondo del pantano no estaban abiertas y, ¡qué, casualidad!, el único teléfono de la zona no funcionaba por la lluvia. Nadie atendía sus llamadas.

Deprisa y corriendo, los medianenses que resistían el desalojo, vieron que o evacuaban o ponían en riesgo su vida. Así que, ante el aumento inexorable del nivel del embalse, recogieron corriendo los pocos enseres que pudieron trasladar con los precarios medios de que disponían. La indignación y la impotencia de ver sumergido su pueblo (no se había ni trasladado el cementerio), llenó de lágrimas el alma de aquella gente. 

Durante tres días el cielo se abrió en canal, lloviendo como nunca antes lo había hecho. Evacuados cuando el agua ya llegaba hasta las rodillas, lo que no pudieron llevarse se subió a los desvanes, en la vana esperanza de que la apertura a tiempo de las, hasta entonces, bloqueadas compuertas de fondo impidieran el desastre. El embalse arrasó con todo. En aquellos tres días de abril el nivel subió 18,5 metros hundiendo bajo el agua todo lo que quedaba de Mediano, obligando a las 6 familias que aguantaron hasta el fin a buscarse una nueva vida. 
Nunca se supo qué fue lo que pasó. La Confederación Hidrográfica dijo que nadie dio orden alguna, que fallaron las comunicaciones por las lluvias y fue todo un desgraciado suceso; los evacuados no dudan de que fue absolutamente premeditado para imponer su ley y echarlos del pueblo. 

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