El conejo, ya troceado, lo dejé marinar en vino tinto, un poco de aove y romero, tomillo y orégano en un recipiente tapado con papel film unas 12 horas y guardado en el frigorífico. Al día siguiente, precalenté el horno a unos 200º y metí en conejo depositado en una fuente específica y le eché el líquido de la maceración y pimienta negra molida. Bajé la temperatura a unos 170º y lo dejé que se fuera haciendo poco a poco. Le eché un vistazo para ver cómo iba de líquido y, tuve que añadir un poco de agua. A los 35 o 40 ´ estaba listo, dorado por fuera, pero jugoso por dentro. Excepcional.
Para acompañarlo hice una ensalada de couscús que se llama taboulé. Para que quede suelto el grano, la medida debe ser una taza y cuarto de agua hirviendo por taza de sémola. Una vez que te haya quedado de esa manera, le añado pimiento, cebolleta, tomate, aceitunas negras y hierbabuena, todo ello fínamente picado. A continuación le pongo un poco de ras al hanout (mezcla de especias morunas), zumo de limón y aove y, un poco de sal. Se mezcla todo bien y, a comer.
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