SAN VICENTE EN LA SEO ZARAGOZANA

                           

Retablo de la capilla de San Vicente (La Seo) y pintura de Tomás Giner (S. XV) en el Prado, procedente de La Seo

Acierta mi prima Ángeles cuando dice que el cuadro de ayer correspondía a una escena en la que los romanos, tras haber torturado al diácono Vicente y ya muerto, lo metieron en un recipiente y lo arrojaron al mar Mediterráneo atado a una rueda de molino, pero, ¡milagro! su cuerpo apareció en una playa de Cullera. También da en el clavo al decir que esta pintura se encuentra en la catedral de la Seo de Zaragoza. No dice el autor, pero es que yo tampoco lo he encontrado, así que, de momento, es anónimo.

Cuenta la tradición que allá por el 304 d.C., moría en Valencia, el más tarde San  Vicente de Zaragoza (aunque parece que había nacido en Huesca). Era diácono del obispo San Valero quien, al ser tartamudo, le dejaba al cargo de la predicación.

                                 

Daciano ordenó la detención a Vicente y a Valero por cristianos y los mandó llevar ante él. En el relieve del retablo de la Seo de Zaragoza,  de los dos que aparecen abajo a la izquierda, con las manos atadas Vicente es el jovencico, y Valero el viejo. De los tres con cara de malos que hay a la derecha, Daciano es el del centro, el que tiene la barba rubia y está sentado en una silla de tijera. Como no hubo forma de que adoraran a los dioses paganos, desterró a Valero a Enate y,  al Vicentico, le empezó a hacer todo tipo de perrerías para que renunciara a su fe. Le puso en el potro hasta que le descoyuntó las articulaciones, lo ató a una cruz en aspa y le abrió las tripas con unos garfio. Lógicamente,  Vicente se murió y lo arrojaron a un muladar en las afueras de Valencia.  Los animales respetaban el cuerpo, y unos cuervos lo protegían para que ninguno se lo comiera, lo que no fue del agrado del cruel Daciano y mandó arrojarlo al mar de la manera que os he explicado arriba.

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