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sábado, 29 de junio de 2019

FERNANDO I DE ARAGÓN (algunas precisiones)


El rey Fernando I de Aragón, (1380-1416) llamado de Antequera, infante de Castilla y después rey de Aragón, era prudente, valiente, elegante. Bien formado físicamente, aunque con  miembros robustos, con cierto brío y serenidad. Tenía muy buenas costumbres, durante toda su vida tuvo una salud envidiable y le gustaba la caza de perdices y perdigones y algún cérvido de vez en cuando.


Fivaller, consejero del ayuntamiento de Barcelona, exige a Fernando I el pago del impuesto sobre  la carne que adquiría por la corte en la ciudad, lo que lo convirtió por la historiografía romántica en baluarte de la defensa de las libertades municipales frente al poder real.

Pero, según testimonios de la época, el rey Fernando  empezó a decaer física y moralmente a raíz de los sucesos de Balaguer -enfrentamiento contra el pretendiente conde de Urgell, al que despojó de todos sus títulos y posesiones, así como los de su familia y el conde fue encerrado en una prisión castellana; más tarde, tuvo que llegar a un pacto con los catalanes, dándoles cierta autonomía-. Desde esa fecha, el rey estuvo preocupado, sólo veía enemigos, envenenadores y próximas desgracias, todo esto lo torturaba.

El 1 de noviembre de 1414 notificó a su hijo Alfonso (el futuro Alfonso V "El Magnánimo"), que alguien trataba de matarle valiéndose de brujerías, venenos y pócimas mágicas. Muerto de miedo, le encargó a Alfonso que llamase al médico Jacomí para que estuviera a su lado, creyendo que estaba enterado de todo. El pánico siguió haciendo su efecto en el espíritu del rey, estaba triste, apático. Además tenía muchos problemas añadidos, entre ellos la gran pobreza del Erario Real.

En poco tiempo se quedó abatido y tan delgado que parecía un esqueleto. El 6 de agosto de 1415, estaba el rey en Valencia y sufrió un ataque de “mal de piedra” (piedras en los riñones) que durante una hora le dieron por muerto sus médicos, familia y asistentes. Le colocaron un cirio en la mano, rezándole las últimas preces. Su hijo Alfonso se dispuso a publicar el fallecimiento del rey. Poco a poco, salió de su letargo. Muy mejorado, emprendió, al cabo de unos días, un viaje a Perpiñan, donde celebró unas conferencias.

Durante todo el camino por mar hasta Colliure, y sobre andas el resto, sintió molestias, le robaron varias joyas dos jerezanos antes de entrar en Perpiñan, y las complicaciones por los asuntos que le habían llevado a emprender el viaje, perjudicaron aún más su salud. El 8 de septiembre de 1415, mandó llamar al médico Domingo Ros, de Barcelona, siete días después a otro médico, Antonio Ricard.

Los médicos creían que no sólo la medicina era necesaria para devolverle la salud al rey. El 17 de septiembre de 1415, se escribió al baile de Valencia para que mandasen inmediatamente a la mora bailadora con su marido, para que divirtiesen al enfermo.

Don Fernando volvió a Barcelona y el 9 de marzo se preparó para salir hacia Castilla, al llegar a Igualada no pudo seguir su camino debido a su enfermedad de riñón y a la muerte de su hijo Sancho. Presintiendo que su fin estaba próximo, pidió que le llevaran, para adorarlas, sagradas reliquias, entre ellas un peine de la Virgen María. Ese día, 18 de marzo, parecía que el enfermo mejoraba. Pero la enfermedad seguía su curso. Su hijo don Alfonso, viendo que el fin estaba próximo, pidió a su sastre un traje de luto.
                         Sepulcros de reyes aragoneses en el monasterio de Poblet (Tarragona)

El 1 de abril el rey entró en agonía y murió a las doce de la mañana del día siguiente. La causa de su muerte fue un padecimiento en las vías urinarias, tenía treinta y siete años.

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