Este fin de semana pasado empezaron a llegar los veraneantes de la 2ª quincena de julio, la segunda más importante del estío en esta zona -la 1ª es la que le sigue-. Ayer los aparcamientos de nuestra urbanización estaban a rebosar, incluso hubo quien aparcó encima de las aceras con total impunidad. Los bares más populares, los que venden marisco barato y sardinas, a rebosar; el Carrefour express y el Dia, hasta las trancas; los aparcamientos libres -pero no de gorrillas- repletos; los autobuses, sin parar de descargar viajeros del interior de Andalucía y Extremadura, filas de usuarios de los trenes de cercanías con pesadas neveras, sombrillas, sillas y otros pertrechos, a mansalva; los restaurantes de clase con todo reservado; algunos bares, bastantes, con escasa gente; la playa, acortada por las grandes mareas que están comenzando en esta época, atestada; la fauna, de lo más diversa; gente sin complejos, a montones; cerveza cruzcampo, por barriles; ruido insoportable de chancletas; mucho paseo, patatas frita y "pa" casa (las tres "pes"); silbidos de olla a presión; voceríos en las calles hasta las tantas; colas en los ascensores...Menos mal que está haciendo un tiempo fresquito (ponientito) y se puede aguantar, pero si soplara el levante, habría que huir de aquí. Los que vivimos todo el año no estamos acostumbrados a este trajín y, en cuanto podemos, nos quitamos de en medio.
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