EL TRATADO DE ALAGÓN
Alagón fue conquistado por Alfonso I "El Batallador" en 1119, entregándolo a Lope Garcés Peregrino, que lo mantuvo hasta 1133, aunque en algunos momentos esta tenencia fue ocupada por otras personas; así, en 1121 encontramos a Ato Orella, y en 1129 a Gonzalvo Pérez. En 1131, Alfonso I concedió ciertas donaciones en Alagón al arzobispo de Auch, por la ayuda que éste le había prestado en la reconquista del valle medio del Ebro. Más tarde pasó la tenencia a la familia Artal, cuyo personaje más importante fue Blasco de Alagón.
A la muerte de "El Batallador", el reino aragonés sufrió una serie de convulsiones entre los nobles, pues el rey había dejado en manos de las Órdenes militares religiosas todas sus posesiones. Aprovechando la confusión existente, Alfonso VII de León se apoderó del reino cesaraugustano, poseyéndolo de 1134 a 1136. Este último año, tras la entrega al leonés del castillo de Rueda de Zafadola, se firmó en Alagón el famoso tratado en el que Ramiro II de Aragón recibía de nuevo el reino -cedido al rey de Navarra-, y la intención de casar a su hijo Sancho con Petronila, hija de Ramiro "El Monje", algo a lo que se opusieron los aragoneses, logrando que la reina Petronila se casara con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, naciendo así la Corona de Aragón. Alfonso VII de olvidó del asunto y se dedicó a combatir a los musulmanes avanzando hacia el sur.

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