
Tal día como hoy de 1976, el que suscribe se encontraba realizando el Servicio Militar en la Brigada XXII de Jerez de la Frontera. "El Tempul", le llamaban los jerezanos por estar relacionado con una conducción de agua desde la sierra hasta la ciudad. Casualmente, ese día -sábado santo- me tocó de cabo de guardia. La misión de este cargo era controlar quién entraba y quién salía de la institución militar, así como la de realizar el cambio de guardia en los correspondientes puntos -había uno que le llamábamos "la garita del león" pues el zoo estaba pared con pared y el rugido del felino se oía con una intensidad fuera de lugar-. También acompañamos a los dos o tres presos que había en el calabozo a sus respectivas compañías para que se asearan y les diera un poco el aire. Pero ese día, fue muy, pero que muy especial: el Partido Comunista de España fue legalizado. Por la tarde, se reunieron en el cuartel los jefes de los otros acuartelamientos de la ciudad para tratar el asunto y yo, como cabo, tuve que acompañarlos uno a uno al despacho del contubernio. Los gritos exacerbados traspasaban los muros, en especial los del comandante de mi batallón que era de los más extremistas, vamos, de Fuerza Nueva. La reunión duró horas y allí estuve yo como un capullo esperando a que fueran saliendo para acompañarlos a los coches. El ruido de sables siguió durante unos cuantos días, pero poco a poco, se fueron calmando los ánimos.
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