Hace unos años colgué una entrada sobre la proliferación de cigüeñas en la zona del bajo Jalón. Todo fue a raíz de que, estando en la terraza del bar de Bardallur, apareció sobre el cielo una nube de aves a una altura considerables que, en un principio, me parecieron buitres en busca de carroña. Me rectificaron: eran una treintena o más de cigüeñas en busca de charcas y campos regados para acabar con todo bicho viviente.
Desde hace un tiempo considerable, estas aves han dejado de migrar y permanecen en el mismo hábitat todo el año esquilmando cualquier animal que se mueva por la tierra. Este verano pregunté si había caracoles y me dijeron que no, que las del pico largo estaban acabando con ellos; tampoco se oían muchas ranas e, incluso, los reptiles son una de sus presas favoritas. A veces, según me informó Fina Gus, se ve alguna que otra culebra por la calle fruto de la caída desde cierta altura al haber podido sacudirse del pico cigüeñil. La propia Gus me enseñó una foto de la torre de la iglesia de Plasencia de Jalón con un montón de nidos, cuando, por lo general, solo había uno.
Por contra, han desaparecido las palomas, no sé si por obra humana o natural,
En lo que respecta a otra fauna que se mueve por los espacios situados en el monte de secano o en las arboledas del río, siguen, en plan invasión, los conejos; no se ven liebres, Jabalíes, corzos y otros mamíferos, además de aves acuáticas, completan una variedad de especies que, en algunos casos, están cometiendo estragos en los campos y son un peligro para los seres humanos por los accidentes que puedan producir.

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